Fin de año 2015: la gran pregunta

 

A punto de comenzar un nuevo año.

A punto de despedir doce intensos meses.

Me gusta estar en este punto y ver todo lo que me llevo puesto.

Me he cortado el pelo, he adelgazado unos kilillos y he comenzado a practicar boxeo.

No parecen grandes logros ¿o sí? Depende lo que me haya costado alcanzarlos.

Solo sé que me siento bien en este 29 de diciembre, que siento que ha sido un año aprovechado y vivido, bien vivido.

Cuando veo la tele me gusta ver los repasos del año, las preguntas que se hacen, lo que Facebook recuerda en tu año,….. Me resulta entrañable.

Y me pregunto, ¿cuál es mi pregunta hoy?

  • ¿Qué es lo mejor que me ha pasado este año?
  • ¿Qué me gustaría haber hecho y no he podido?
  • ¿A quién echo de menos?……

No sé , no me convencen, no sé.

Decido dejar de preguntarme, cerrar los ojos y dejarme llevar ……

Respiro, tranquila, sin prisas, disfrutando del momento,…. Y de repente… Aparecen imágenes, caras, personas …..

Aitor, Pablo

Mi cuñado, mi hermano.

¿Por qué me aparecen las caras de mi cuñado y de mi hermano a la vez? ¿Qué les une? ¿Por qué me aparecen ahora?

Me cuesta ver el nexo de unión, me cuesta saber por qué mi momento de tranquilidad me las ofrece.

Y de repente, abro los ojos, y lo veo claro:

Sé cuál es la pregunta que quiero hacerme el día 29 de diciembre:

 ¿De quién he aprendido este año?

Efectivamente: si hay dos personas que este año me han inspirado y he aprendido han sido ellas: Aitor y Pablo.

 Aitor es mi cuñado, hermano de mi marido.

Recuerdo que cuando le conocí me sorprendió lo diferentes que eran los dos hermanos.

Aitor se me acercó con la mirada baja, una sonrisa tímida y un saludo educado.

Sus ojos grandes y oscuros reflejaban a una persona buena, inocente , tranquila de aspecto y cariñosa.

En este último año ( o quizás un poco más) le he visto transformarse. No ha necesitado hacer coaching, él ha sido su propio coach.

Algo en su vida cambió y giró. Algo en su vida hizo que dejara de querer ser quien no era y comenzara a querer ser él mismo.

Aitor adora a su familia, siente pasión por su mujer y sus hijos. Sin duda son unos andamios fundamentales. Y es que todos necesitamos tener unas bases fuertes para poder sentirnos fuertes y luchar contra las adversidades.

Aitor y Sonia vivieron en primera persona lo que ningún padre o madre desearía nunca: su pequeña se puso muy, muy malita y durante un larguísimo día todo lo que habían construído pareció desvanecerse.

Pero la pequeña salió adelante, la pequeña gran luchadora sacó su mala leche y todas sus ganas de vivir y decidió contradecir a su destino y seguir con nosotros.

Ese día cambió la vida de AITOR.

A partir de entonces le ví tomar las riendas de su vida, decidir sobre sus aficiones, luchar con ahínco por lo que quería y sobre todas las cosas confiar en él mismo como nunca antes lo había hecho.

Hoy es un tío que mira a la vida de frente, sin agachar la cabeza, sin vergüenza. Hoy ha decidido atreverse a hacer cosas nuevas, a desafiarse a sí mismo, a probarse y a divertirse.

Me gusta ver cómo actúa sin juzgarse, cómo disfruta de sus triunfos y de los éxitos de los demás, como sonríe y llora cuando se emociona sin miedo a sentirse ridículo, como pide ayuda con humildad y agradece lo que las personas pueden darle.

Todo esto he aprendido o quiero aprender de ti Aitor porque este año has sido mi mentor.

Y Pablo es conocido en la familia por el multi- hobbies.

No conozco a nadie que tenga tantas aficiones y de todas disfrute: barcos, madera, huerta, cocinar pan, viajar, peces, buceo….. Seguro que antes de que acabe este post habrá descubierto otra afición divertida.

Y no creáis que las coge y las deja: es que no le dan las horas del día para todo lo que le gusta hacer.

Porque si algo es Pablo es un tío curioso al que le gusta divertirse con todo lo que hace. Sus sobrinos le adoran y su nieto mayor le dice: tú eres mi amigo.

Es raro verle serio durante mucho tiempo. Es fácil verle sonreír. Tiene la virtud de hacer y decir lo que quiere sin molestar a nadie porque si algo no le gusta a Pablo son los malos rollos.

Creo que ha decidido vivir en paz y ser un auténtico disfrutón.

Quien hubiera dicho que ese niño que miraba con la cabeza torcida detrás de sus gafitas fuera a ser un triunfador que ha sido capaz de rodearse de buena gente, escribir un libro y plantar un árbol ( y los que le quedan cuando por fin tenga su huerta).

También tiene un grandísimo anclaje en Marifé, su mujer, y juntos han creado una familia estupenda. Sin duda son currelas y se complementan como dos buenos compañeros de viaje que pudieran ir a cualquier parte que se propusieran.

De ti Pablo he aprendido o quiero aprender a disfrutar de la vida con intensidad, a saber decir las cosas que quiero sin herir y a relativizar las cosas que no merecen la pena ser tomadas en cuenta.

Porque tú, al igual que Aitor habéis sido mis mentores este año.

Gracias por estas en mi vida.

 

5 pensamientos sobre “Fin de año 2015: la gran pregunta”

  1. Que pregunta más interesante y que respuestas tan ilusionantes.
    En este año, tu equipo y tú habéis conseguido que mi forma de ver la vida sea diferente.
    Gracias por abrirme los ojos para ver las cosas desde otros puntos de vista.
    Te propongo que escribas más en el des-atascador emocional.
    Gracias

Deja una respuesta