SIN LIMITES

 

 

Llevo mucho tiempo sin publicar un post.

Tengo varios en la cartera, pero me dejo llevar por mis intuiciones y no llegaba el que quería compartir con todos los que me leéis.

Espero que os guste. 

Querida Laura:

Hace tiempo que quería escribirte una carta abierta.

Hace tiempo que te la mereces.

Quizás desde que estabas en mi tripa y decidiste acompañarme y darme paz en una época muy dura para mí.

Posiblemente escribirte esta carta implicaba además enfrentarme a mis fantasmas que, aunque ya dormidos, todavía a veces siguen molestando.

Mi aprendizaje en todos estos años me ha ayudado a trabajar mis miedos, entender que mis hijas no son mi posesión y que soy yo la que debo cuidarles y no ellas a mí.

1.-Ayuda a los que quieran y merezcan tus esfuerzos

Me gusta verte crecer, enfrentarte a tus miedos, hacerte mayor.

Ya con doce años demostraste una fuerza, energía y valentía que yo nunca reconocí en mí, ni siquiera ahora me aproximo a ella.

Era sorprenderte ver como una niña conocida por su amplia sonrisa, su afán por cuidar y dar mimos se convirtiera en una defensora voraz de sus derechos y dejara claro ante el mundo y la justicia dos frases que para mí han sido mis mantras en mi vida personal y profesional:

No se puede ayudar a alguien que no quiera mi ayuda.

Los padres tienen la responsabilidad de cuidar de sus hijos. No son los hijos los que tienen que responsabilizarse de los problemas de los adultos.

Eres fuerte, enérgica y quizás a veces rígida en tus planteamientos.

Te planteas expectativas muy altas para ti y por ende para el resto del mundo.

Quizás de esto soy responsable en parte al ser exigente contigo y no dejarte abandonar cuando algo se comienza.

Estoy orgullosa de ver que sabes gestionar tus frustraciones, que sabes continuar tu camino aun cuando haya piedras punzantes que se te incrusten al caminar.

Quizás a veces se me haya olvidado decirte que, además, hay que saber aflojar y permitirte respirar porque si no nos volvemos duros y juzgadores.

Aprende a respirar, cariño, y a aflojar, y verás que las piedras del camino serán más llevaderas.

No permitas que te pongan límites:

Recuerdo que con diez años una profesora te definió como una niña muy buena, muy obediente, disciplinada y súper trabajadora.

Recuerdo así la conversación:

Era una tarde de miércoles y tenía cita con la tutora para ver qué tal iban las cosas.

Bueno Maria, no tengo nada especial que comentarte porque Laura es un amor de niña, muy trabajadora, complaciente, cariñosa, no se le puede pedir más.

¿Qué quieres decir que no se le puede pedir más?

Quiero decir que es una niña que trabaja mucho y aunque no tenga facilidad para aprender podrá sacar los cursos porque es muy trabajadora

Me quede parada, mirándola con una sensación de frio en el estómago.

No entendía como lo que parecían buenas noticias me generaban esa sensación en el estómago tan rara.

Se me ocurrió preguntarle: ¿tú crees que Laura podrá estudiar lo que quiera cuando sea mayor?

No lo sé, a veces es bueno que no se hagan demasiadas expectativas porque luego sufren cuando no las consiguen

¿y como sé yo cuál es una expectativa alta o adecuada?

Vi que la profesora estaba incómoda ante mis preguntas, ella notaba que yo no estaba a gusto y no entendía que, lo que iba a ser una reunión de tutoría sencilla se estaba convirtiendo en un momento tenso.

Tras un silencio algo más largo de lo que la prudencia marca, le dije: ¨voy a pensar en lo que me dices. Quizás a mí no me preocupa que mi hija sufra porque creo que aprender a sufrir es importante para conseguir metas y que el sufrimiento es parte de la felicidad.

Lo que sí tengo claro y desde este momento me comprometo a ello es que no voy a poner límites a mis hijas, que ellas aprenderán a ver cuándo las expectativas son o no altas, exageradas, poco ambicionas o lo que sea…

Sí te pido que hagas lo mismo: que si yo no pongo limites en este caso a mi hija Laura no lo hagas tú porque como educadora tienes influencia alta en ella en esta época de su vida.

Nos despedimos y recuerdo que cuando salí se me escapaban unas pequeñas lágrimas de rabia. Con todo, esta conversación me ayudó mucho a comprometerme a partir de ese momento contigo, Laura, para no ponerte límites y sí ayudarte a que confíes en tus capacidades y tus propios recuerdos y te desafíes a ti misma en ponerlos a prueba.

No me dejes marcarte el camino

Os pregunto a los padres y a las madres: ¿De quién son los sueños? ¿Quién tiene el derecho a decirle a una hija hasta dónde puede llegar?

Sé que como madres o padres queremos lo mejor, que no sufran, que sean felices….

Queremos que sean buenas personas… que traten bien a las personas y no se dejen mangonear…

Pero quizás a veces no sabemos cómo estar a su lado sin entrometernos, tan solo observando, sosteniendo lo que les ocurre y enseñándoles a decidir, aunque no nos guste o entendamos el camino decidido.

A mí me cuesta saber si mis decisiones son buenas o malas, arriesgadas o demasiado segurolas.

Me cuestiono mucho cada decisión que tomo aceptando que, una vez lo hago me gusta pasar a la acción y probar qué resultados obtengo.

A veces esas decisiones son meditadas y otras impulsivas porque creo que la reflexión y la intuición tienen que tener su espacio.

Pienso que si las mías no tienen garantías no soy quien para creer que sé decidir por ti, hija.

Como padres y madres creemos que nuestras experiencias de vida pueden ser sus experiencias y aprendizajes.

Nos cuesta ver que nuestras hijas tienen que pasar por sus aprendizajes y que a veces, queremos que con 12 piensen qué van a hacer con 30 o que entiendan que nuestras experiencias tienen que ser sus experiencias no vividas.

Pero ¿qué ocurre cuando les aconsejamos a que hagan o no hagan algo según mi manera de ver la vida?

Que nos las escupen, no las quieren.

Nuestros hijos quieren tener sus propias vivencias, quieren sentir que su vida es única y que no son una proyección nuestras vidas. No pueden aprender de nuestras vidas, pero sí podemos con nuestras experiencias ayudarles a tener criterio para decidir sobre cómo encarrilar las suyas.

Cuantas veces habéis escuchado: ¨a mí no me va a pasar lo que te paso a tí, yo no soy tú, a mí no me gusta lo que te gusta a ti….

Seguramente ni ellos saben según a qué edad qué quieren para su presente como para saber qué ven para su futuro.

Seguramente desde pequeña aprendiste también a luchar por lo que querías y a saber que las cosas hay que currárselas para saber luego disfrutarlas.

Permíteme estar a tu lado

¿Cuál es entonces mi rol como tu madre?

Mi propuesta contigo Laura siempre ha sido ESTAR.

ESTAR a tu lado, ESTAR para abrazarte, ESTAR para consolarte, ESTAR para saber que me toca marchar, ESTAR para que sepas que, en presencia o en ausencia, ESTOY.

Quiero observarte viendo más allá de tus comportamientos, empatizando contigo y siendo firme cuando entienda que los límites entre tus derechos y los de los demás no están claros.

Cocina tu vida con ingredientes variados y seleccionados por ti:

Me encanta observarte resolver tus problemas de trabajo, ver cómo negocias tus condiciones laborales, ver cómo gestionas las devoluciones en la tienda o has aprendido a cuadrar una caja.

Me encanta verte disfrutar en la universidad, ver cómo te desenvuelves en una gran ciudad y aprendes a cocinar y limpiar.

Estas haciéndote mayor, estas convirtiéndote en una mujer magnifica y te quiero por lo que eres y por lo que quieres ser, te quiero por tus decisiones maduras y por tus rayaduras mentales, te quiero por tu capacidad de lucha y por tus bajadas melodramáticas a los infiernos por sacar una mala nota ,…

Eres hermana mayor y también estas aprendiendo a serlo aunque a veces te cueste dejar de cuidarme a mi y centrarte en lo que te toca: ser hermana mayor porque si quiero que protejas a alguien es a tu hermana pequeña.

No permitas que nadie te diga cómo tienes que ser, escucha y asume tus decisiones con responsabilidad

No quiero que seas una hija modelo de la que sentirme orgullosa.

Para mí tanto tú como tu hermana sois perfectas tal como sois y lo único que espero es que vuestro padre y yo seamos capaces de daros los escenarios suficientes para probar vuestras capacidades y recursos que lleváis dentro y daros el marco de seguridad y amor que unos padres tienen la responsabilidad de ofrecer a sus hijas. 

Disfruta de tus éxitos y permítete tus errores

Sin querer contradecirme quiero pedirte tan solo una cosa: disfruta de cada paso que des para adelante y para atrás, no te olvides de disfrutar y quizás en determinados momentos afloja tus expectativas y permítete cagarla porque tienes tal capacidad de aprendizaje que seguro que cometer errores hoy te ayudara a ser más grande mañana.

Hace tiempo que descubrí el mejor regalo que puedo daros como madre: no quiero que seáis las mejores hijas, las más guapas, las más inteligentes o las más exigentes ,….

Confía en ti misma

Solo quiero que tengas la confianza centrada en ti y que te repitas todos los días la única verdad para mi incuestionable: eres única, eres importante, eres valiosa.

A partir de esta verdad incuestionable sigue construyendo tu vida a micropasos y no a grandes zancadas, disfrutando de cada paso, viviendo, fluyendo, reflexionando y mejorando.

GRACIAS DE CORAZON 

Gracias por dejarme formar parte de tu vida, me siento por ello una persona tremendamente afortunada y ya desde aquí te pido disculpas por mis incoherencias cuando en lugar de acompañarte me entrometo.

Yo también seguiré aprendiendo mucho de ti.

Gracias por estar a mi lado, por saber como nadie escucharme y darme calor en momentos de frio y alegría en momentos chungos.

Gracias por enseñarme tanto y pedir tan poco.

Gracias por oler a vainilla y ser el sol que alumbra mis días.

Gracias por ser hermana mayor de Gabriela y ayudarle a enfocar su vida.

Gracias por ser tú.

 

 

 

 

4 pensamientos sobre “SIN LIMITES”

  1. Gracias maría por escribir lo que muchas veces pensamos y sobre todo queremos para nuestras hijas Parece fácil pero a veces a mi por lo menos me cuesta aceptar cuando no están bien cuando no disfrutan de la vida todo lo que se merecen pero también hay que aprender a gestionar el sufrimiento para aprender a disfrutar. Yo tb quiero mucho a mis dos hijas y es una gozada cuidar de ellas. Besos

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    > El 9 dic 2017, a las 16:24, El des-atascador emocional escribió: > > >

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